El doctorado puede ser un viaje apasionante en el que crezcamos mucho profesional y personalmente. Sin embargo, es un viaje que suele estar repleto de obstáculos difíciles de sortear.
Además de las dificultades propias de la investigación, la mentalidad con la que nos enfrentemos a estos obstáculos será determinante en la experiencia que tengamos durante estos años.
Habrá factores que no dependerán de nosotros, como el estilo de supervisión de nuestro director o directora de tesis o los recursos de los que dispongamos en nuestro grupo. Sin dejar de reconocer este tipo de variables, yo prefiero centrarme en aquello que sí que depende de nosotros, ya que es lo que podemos cambiar. Por supuesto, cada persona es diferente, pero hay patrones que se repiten.


Algunos obstáculos comunes durante el doctorado son el síndrome del impostor, la frustración por que las cosas no salgan bien a la primera, el agobio de sentir que hay que trabajar en varias cosas en paralelo para avanzar al paso adecuado, el lidiar con críticas negativas hacia nuestro trabajo, el perfeccionismo que nos impide ser eficientes…
No existe una solución mágica para estos problemas pero podemos empezar a abordarlos haciendo introspección y haciéndonos las preguntas adecuadas. Entender qué estamos sintiendo y qué pensamientos hay detrás de esas emociones es fundamental para poder cambiar cómo nos enfrentamos a nuestros problemas.
Algunas cosas que pueden ayudarnos durante el doctorado es mantener una mentalidad de crecimiento (en contraposición a la mentalidad fija, que entiende la inteligencia y la habilidad como inherentes y estáticas), aprender a tolerar la frustración de que las cosas no salgan a la primera y aceptar que no somos perfectos. Además, buscar aficiones más allá del trabajo y priorizar el descanso y el ejercicio físico nos ayudará a mantener una buena salud mental.

Todo esto es más fácil decirlo que hacerlo, está claro, pero el primer paso para cuidarnos es ser conscientes de qué aspectos de nuestra vida queremos mejorar y cómo podemos hacerlo.
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Además, acabo de lanzar una guía rápida para sobrevivir al doctorado sobre gestión emocional en la que discuto estos temas en más profundidad.
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